Cuando me llevaba a pintura, o cuando me llevaba a jugar, mi abuelo me respondía con mucha paciencia a la batería de preguntas que constantemente le hacía. Por qué esta calle se llama así, qué es eso de ahí, o cómo se llama esta planta. Mi abuelo me contó que la malva crece en cualquier lugar, y que es muy buena para la tos. Que si coges flores, las dejas secar y te haces una infusión, unos vahos o una cataplasma, la garganta o la ronquera se te mejoran mucho. Y que es muy buena para los resfriados. Siempre que veo una malva, me viene el recuerdo de mi abuelo. Hoy, la malva, el recuerdo y lo mucho que quería y quiero a mi abuelo, para María.
Ay los agüelicos.... qué majicos.... ¿y qué tendrán que son tan especiales para las nietas? Yo también tenía un agüelico que le guardo un lugar preferente, en primera fila.
ResponderEliminarNo me digas que Lucía va a salir preguntona como tú, seguro que sí.
Besos mil.
Todavía no tiene sentido (al menos en castellano) pero no para de charrar...ojo que viene¡¡¡¡ te vas a quedar flipada cuando la vuelvas a ver¡¡¡
ResponderEliminarEsther que guay!!!!!
ResponderEliminarNo tenia ni idea que las malvas servían para curar la garganata.
Tiene razón Palomica los abuelos son muy especiales para las nietas. Mi abuelo también era muy importante para mi.
Muchas gracias por compartirlo.
Un besico muy gordo!!!!!!