Me gustan las flores que brotan en medio de los muros o en las grietas del asfalto, como este diente de león que lucha por hacerse un hueco sobre el descascarillado y sufrido cemento de Canfranc. Son como pequeñas resistencias, esperanzas que se abren paso recordándonos que las cosas no siempre hay que aceptarlas como vienen, que no basta con eso de poner la otra mejilla. La cosas están para cambiarlas, para empujar, rascar, agrietar y encontrar nuestro hueco entre todas ellas.
No soy valiente y no voy a negar que adopto posturas cómodas en la vida, mínimal, mínimal. Pero mira tú por donde hoy me ha salido la vena inconformista, será que ayer ojeando el periódico me quedé con una metáfora de Kant que decía “La ligera paloma, que siente la resistencia del aire que surca al volar libremente, podría imaginarse que volaría mucho mejor aún en un espacio vacío”. Pensemos pues en eso, en que gracias a la resistencia de las cosas -y no a pesar de ella- es como se avanza.
¡Ánimo para todos con vuestras resistencias!
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